¿Cuál es la responsabilidad en el judaísmo, nuestra responsabilidad como judíos? Lo más evidente es la solidaridad de unos con los otros, como bien sabemos hacerlo en comunidad. Pero también, en una realidad tan convulsa como la que enfrentamos desde el 7 de octubre de 2023, cuando nos arrebataron la estabilidad en la que asentábamos nuestras vidas, es nuestra obligación ser emisarios de la verdad con un sentido de justicia. Es decir, prepararnos para que cada uno de nosotros pueda ser un embajador responsable y con conocimiento de causa de Israel y del pueblo judío a fin de tender puentes de luz, paz y entendimiento.
Tras la publicación de mi libro Por nuestras libertades (Antes de que sea demasiado tarde), Claves para entender el Medio Oriente y el oscurantismo que se avecina en Occidente el pasado 7 de octubre de 2024, a un año de la masacre, he dado muchas entrevistas y presentaciones —más de cien en estos últimos cuatro meses— y he podido palpar lo que se dice y se piensa en espacios universitarios, en clubs de lectura y en variados foros en México y Estados Unidos.
Ha sido muy grato recibir retroalimentación de lectores que aseguran que han podido quitarse un velo de los ojos; pero, también, he enfrentado voces de odio y desinformación. Son muy pocos, pero siempre son jóvenes quienes envalentonados manifiestan actitudes incendiarias negándose a escuchar, dialogar o entender otra realidad diferente a la que han asumido como “verdad”.
En México pensamos que vivimos en una burbuja, que no estamos expuestos a lo que se vive en otros países donde la animadversión contra Israel y el odio antisemita se desbordan. Y en términos generales es cierto; sin embargo, el huevo de la serpiente está creciendo entre los jóvenes gracias a la propaganda de las redes sociales, y es ahí donde debemos de incidir.
Me he enfrentado a muchos adultos que me confiesan que se sienten incapaces de dialogar con sus hijos con respecto al tema del Medio Oriente. Argumentan que les preocupa que su visión se ha visto trastocada por un discurso maniqueo de buenos y malos. Que demonizan a priori a Israel influenciados por la manipulación mediática y la propaganda de las redes sociales. ¡Y cómo no!, por cada Tik tok alusivo a las bondades de Israel hay 54 “pro-palestinos”, en realidad de apoyo a Hamás. Uno, por 54.
Asimismo, he podido constatar que la mayoría de nuestros jóvenes judíos universitarios no saben qué responder ante las afrentas. En general se paralizan pensando que son las autoridades comunitarias quienes deberán de resolver. Como les digo a ellos, e insisto ahora: es obligación de cada judío del mundo tener la información adecuada y saberla usar, porque ante el odio debemos estar preparados. Debemos aprender, estudiar y responder con conocimiento a fin de incidir en nuestros círculos cercanos. Debemos de estar unidos y tener claro el objetivo.
Dicho esto, me ha resultado especialmente doloroso y repulsivo ver a un grupo de “judíes”, porque así se autonombran, que mediante desplegados en diarios de circulación nacional y en programas televisivos, se han sumado a “lo políticamente correcto” entre la izquierda. Por pertenecer, se han pronunciado por la defensa del pueblo palestino condenando a Israel. Estos individuos que detentan una supuesta superioridad moral y cuyas voces pesan doble por ser judíos, se han atrevido a acusar a Israel de cometer “limpieza étnica”. No aluden al 7 de octubre, no mencionan el perverso y cruel ataque a Israel por parte de seis mil terroristas de Hamás que asesinaron, decapitaron, violaron y quemaron vivas a familias enteras, a jóvenes de 33 nacionalidades que bailaban en el Nova, una jornada que culminó con el asesinato ruin de 1240 personas y el secuestro de más de 250 inocentes. Tontos útiles, se suman a la información de muertos que provee Hamás, datos no verificados que se multiplican como “verdad” en los medios de comunicación y en las redes sociales de Occidente.
Por supuesto que a todos nos duelen las muertes palestinas, como deberían de dolernos los cientos de miles de muertos en Siria, Sudán, Yemen o China, inclusive los desaparecidos en México. De eso no hay duda, pero estos “judíes”, proclamándose defensores de “los derechos humanos”, se eximen del grupo considerando que así se blindarán del odio. Creen que poniendo su nombre en un periódico se salvarán. Se olvidan de que, en Gaza, no había un solo judío desde 2005 —no había nada que “liberar”, y desdeñan que la consigna fundacional de Hamás, quien gobierna a los palestinos desde 2007 y quien provocó la guerra, es acabar con Israel: From the river to the sea, del río Jordán al mar Mediterráneo.
Lo que está en juego es la supervivencia del Estado de Israel. El Irán de los ayatolas mueve estratégicamente las fichas del tablero, manipula aquí y allá con el claro objetivo de terminar con los judíos, con Israel y con los valores de libertad de Occidente.
Las hordas supuestamente “pro-palestinas” jamás aluden a dos estados, no hablan de paz, siempre es uno. Free Palestine no es más que la negación del legítimo derecho de que Israel exista. Ahí está la historia, ahí están los hechos: 1936, 1947, 1967, 2000, 2005, 2008… A pesar de los múltiples esfuerzos de paz y el deseo de intercambiar tierras para alcanzar reconocimiento y acuerdos, Israel no ha tenido con quien negociar porque el tema nunca ha sido territorial. Es ideológico, es religioso.
Por suerte, hoy el mundo árabe no es una entidad monolítica. Países como Árabia Saudita, Egipto, Jordania, Bahréin y los Emiratos Árabes se han solidarizado con Israel porque entienden que Irán —quien promueve el extremismo religioso y el martirologio en nombre de Alá— es también su enemigo.
Sirva esta pequeña nota para insistir: todos tenemos la obligación moral y ética de estar en el mismo barco. De prepararnos para enfrentar con efectividad a quienes se han sumado a la demonización de Israel y del pueblo judío. No sobra decir que los que ya tienen un odio arraigado y son antisemitas de cajón difícilmente cambiarán, pero hay un enorme espectro de población que nos rodea que no tiene información certera, que está expuesta a la manipulación mediática y que necesita discernir la realidad.
Es, por tanto, nuestra responsabilidad incidir en este sector. Allanar el camino para que nuestros hijos, nietos y futuras generaciones puedan vivir en paz. Porque nada está dado, porque debemos luchar por nuestras libertades. Porque es imprescindible buscar aliados a fin de mantener la esperanza en un mejor mañana.