Isaías 66: 7-9
Esta promesa nos habla de parte de Dios de volver a levantar a Israel, y definitivamente cada paso y cada situación en la vida de esta nación, vemos la poderosa mano de Dios.
Era imposible que una nación dispersa por más de 2000 años pudiera regresar a su nación y conformarse como país. Esto no ha pasado en ninguna otra nación, que ha sido dispersada, pero Israel, a pesar de estar en la dispersión, por mas de 2000 años, se volvió a conformar como nación.
Dios prometió que nacería de una vez, de manera súbita e increíble y efectivamente así fue: Israel nació de una manera repentina, súbita, e inesperada, de una manera sobrenatural.
¡Gloria a Dios!
Entre 1890 – 1900 se levantó Theodor Herzl, quien motivó a los judíos a volver a Israel. Theodor Herzl les motivaba, ya que los judíos se habían adaptado en los países donde vivián, y no querían regresar a Israel; ya habían pensado en comprar tierra en parte de África o Estados Unidos o en cualquier parte del mundo y establecerse, pero fue Theodor Herzl quien les dijo que NO ERA ASÍ: que el pueblo de Dios tenía que estar en la Tierra de Dios, y la tierra de Dios era Israel.
Theodor Herzl murió y no pudo ver su sueño, pero en 1948 siendo Ben Gurión Primer ministro, insistió permanentemente a la ONU, para que Israel fuera reconocido como nación.
La mayoría de las naciones se oponían rotundamente, la misma ONU rechazaba la petición de Ben Gurión, parecía que esto nunca se iba a realizar, pero había una palabra escrita: “Israel nacerá en un día”.
Así que empezaron las votaciones en la ONU, para que Israel fuer reconocido como nación: las votaciones quedaron nada menos que:
33 votos a favor
10 abstenciones
13 en contra
¡Gloria a Dios! La voluntad y soberanía de Dios; rompió y supero la rebeldía, así que, en mayo de 1948 la ONU acepta a Israel como nación.
Finalmente, Israel fue aceptada y reconocida como nación, ante los ojos de todas las naciones, viendo así la profecía de Isaías 66 cumplida de una manera perfecta y exacta.