Por: Enlace Judío
Tras el asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, ocurrido ayer en territorio del acérrimo enemigo de Israel, los temores a una reacción iraní que conduzca a una escalada bélica en Medio Oriente recorren el mundo. Pero, ¿puede preverse dicha reacción? ¿Está preparado Israel para enfrentarla? ¿Estamos ante una posible guerra abierta entre ambos países?
Para responder esas preguntas, Enlace Judío consultó al analista internacional y autor Gabriel Ben-Tasgal, con quien conversamos en exclusiva la tarde de este 1 de agosto.
“No creo que se repita el mismo patrón de conducta”, opina en nacido en Argentina, un israelí convencido de que la mano dura es indispensable en Medio Oriente para sobrevivir, especialmente para un país como Israel, rodeado de enemigos.
Se refiere a la reacción iraní, en abril pasado, al ataque de Israel al consulado de aquel país en Siria, y que consistió en el lanzamiento (anunciado) de cientos de misiles y drones que fueron interceptados tanto por Israel como por sus aliados en la región.
Para Ben-Tasgal, que sigue de cerca los entresijos de la política interior y exterior de Israel, las represalias de Irán por la muerte de Haniya en su propio territorio tendrán un carácter distinto. “Podría ser que el ataque sea a través de ataques de intereses de Israel o de intereses judíos en países de la Diáspora”.
A pocos días de haberse conmemorado el 30 aniversario de los atentados contra la AMIA, la mutual judía de Buenos Aires en la que los enviados iraníes de Hezbolá celebraron una masacre que hasta ahora permanece impune, el pronóstico de Ben-Tasgal tiene sentido. Pero no es el único escenario que el experto en temas internacionales y jurídicos contempla.
“Otro escenario es que realmente Hezbolá dispare cinco mil, seis mil cohetes en una sola jornada” contra territorio israelí, rebasando por algunas horas las capacidades defensivas del Estado judío y obligando a la población civil a refugiarse durante horas en los cuartos de seguridad con que cuentan todas las viviendas en ese país, perpetuamente hostilizado.
De producirse un ataque masivo desde Líbano, según Ben-Tasgal, es previsible que a las FDI les tome algunas horas neutralizarlo, y eso dependerá de que la inteligencia militar israelí haya sido capaz de identificar previamente la ubicación de las bases y las posiciones desde las cuales Hezbolá pueda efectuar su ofensiva.
Los posibles escenarios del conflicto
Una conflagración directa entre Israel e Irán, un ataque de este último a intereses israelíes en otros países o, de plano, a personas judías en la Diáspora y, finalmente, una ofensiva de Hezbolá, que cuenta con 200 mil cohetes y misiles, hacia Israel, son los distintos escenarios que Ben-Tasgal prevé como respuesta al asesinato de Estado cometido por Israel contra el líder de Hamás en tierra iraní.
“Cuesta creer” que Irán´ pueda causar un daño que supere las capacidades defensivas de Israel, dice el experto respecto al primer escenario. Pero también duda que el país de los ayatolas esté dispuesto a entrar en una confrontación directa con Israel. Se basa en algunas suposiciones razonables, derivadas, no tanto de aquello que sabemos, como de aquello que no sabemos que ocurrió en abril pasado, cuando Israel tomó represalias por el masivo (aunque ineficiente) ataque de Irán contra su territorio.
En aquella ocasión, las noticias internacionales dieron cuenta de un ataque aéreo en territorio israelí que habría destruido cierta infraestructura. Nadie sabe qué destruyó Israel exactamente y a nadie le interesa que se sepa. Por un lado, Irán prefiere evitar la vergüenza y, por el otro, a Israel le conviene que la evite, pues así minimiza las probabilidades de una contrarrepresalia.
Ben-Tasgal piensa, además, que Irán evitará una confrontación indirecta con Estados Unidos, que ha sido “complaciente con los chiítas”, más ahora que Donald Trump podría volver a la Casa Blanca y poner en marcha represalias mucho más duras contra Teherán.
¿Es más peligroso Hezbolá que Hamás?
Eso lo lleva a deducir que un escenario más probable será la escalada desde el Líbano. El uso de los proxies iraníes contra Israel. Es decir, en este caso, Hezbolá. Y si eso ocurriera, ¿es más peligrosa esa organización para Israel que Hamás?, se le pregunta.
“Desde el punto de vista bélico”, frío, dice, “parecería ser que Hezbolá es una amenaza mayor. Hezbolá es una amenaza mayor, además, porque es un narcoestado (…). Estamos hablando de un poder económico que domina todo un país”.
Pero por el otro lado, una guerra abierta contra Hezbolá tendría ciertas ventajas para Israel. Desde el punto de vista práctico, el hecho de que Hezbolá, a diferencia de Hamás, no cuente con un gran grupo de rehenes israelíes, facilitaría las operaciones en tierra, en caso de una incursión.
Por el otro, la opinión pública internacional podría oponerse menos a una acción contra Hezbolá que contra Hamás. Ben-Tasgal dice que los palestinos “despiertan simpatía en el antisemita y en el woke promedio que Hezbolá no despierta”. Además, otros grupos de poder dentro de Líbano no quieren que Hezbolá los arrastre a una guerra contra Israel.
Una ventaja adicional es que muchas ciudades del norte de Israel han sido evacuadas como prevención a un ataque de Hezbolá, por lo que el daño que esta organización pueda causar en suelo israelí es previsiblemente menor que el que Hamás consiguió el 7 de octubre. Así, las FDI tendrían más capacidad de maniobra en caso de una guerra.
Los rehenes y los dos frentes de guerra
Mientras esta conversación remota ocurre, más de 100 israelíes están cautivos en Gaza, en manos de Hamás y a expensas de que una negociación entre este grupo e Israel prosperen y redunden en su liberación. “Soy pesimista”, admite Ben-Tasgal, y calcula que no más de 50 de estos rehenes siguen con vida.
Entiende que, desde la perspectiva de las familias de esos rehenes, Israel debe hacer lo que sea necesario para garantizar su liberación. Pero considera que los requisitos expresados por Hamás son inaceptables para el israelí promedio. Por lo tanto, calcula que la mayor parte de la población israelí prefiere que las FDI prosigan en su misión de terminar con Hamás o, al menos, debilitarlo al punto de anular la amenaza que representa.
También piensa que la mayoría de los israelíes cree que atacar a Hezbolá ahora, y no dentro de unos años, que esta organización haya cobrado más fuerza, es lo mejor que Israel podría hacer. Y advierte que, en cambio, los medios de comunicación (contra los que suele arremeter) están tratando de perfilar una idea opuesta.
También considera que las FDI están administrando el llamado de los reservistas cuidadosamente. “Hay muchos grupos de reservistas que sí los informaron y los han entrenado para algún tipo de misión”. Estos reservistas, dice, están movilizados y pendientes. Y quienes hoy en día cursan el servicio militar obligatorio, están listos para combatir en el frente norte. “No creo que no estemos preparados en ese punto específico”, decreta.
“Para buena parte de los israelíes el 7 de octubre fue un cambio traumático tan importante que me cuesta creer que no hayamos aprendido nada”, dice para sostener su posición, esa según la cual los israelíes están listos para una guerra ampliada, esta vez contra Hezbolá, e incluso contra Irán mismo, con tal de alcanzar un estado de seguridad más duradero. Con tal de que no haya nunca más un 7 de octubre en Israel.
Ben-Tasgal opinó también sobre el aparente cambio de estrategia militar israelí que, en las últimas semanas, parece centrarse en la eliminación de altos mandos de Hamás, Hezbolá y los Hutíes. Dice que, hasta ahora, “Israel pegaba y concentraba todo su poder militar de forma constante contra Hamás (…). Puede ser que después de haber debilitado a Hamás (…) ahora el gobierno de Israel haya decidido, para mantener el poder de amedrentación” (SIC), empezar a saldar cuentas con los otros actores”.
El costo de matar judíos
La postura de Gabriel Ben-Tasgal es clara: Israel llegó al 7 de octubre como consecuencia de una concepción equivocada, alentada desde la izquierda, los medios de comunicación, el poder Judicial y los jerarcas militares, de que era posible vivir en paz sin atacar los intereses enemigos frontalmente.
A partir de ese razonamiento, el analista internacional sostiene que, ahora, la estrategia debe ser mucho más agresiva.
“Creo que es posible una guerra bastante dura contra Hezbolá, más dura que la de 2006. Me cuesta creer que Irán intervenga de forma total porque creo yo realmente que es un tigre de papel desde el punto de vista militar. Y también creo que no tiene la capacidad económica para mantener un enfrentamiento real contra Israel”.
La estrategia de usar proxies para atacar a Israel no ha tenido un costo real para Irán. “Hay que hacerles pagar ese costo”, opina Ben Tasgal, quien considera que para Israel, por lo tanto, sería conveniente enfrentarse a Irán de manera más directa.
También opina que Israel debe cambiar su vieja doctrina de la calma, es decir, dejar de temer a las lluvias de cohetes que perturban la calma israelí, y comenzar a asesinar a los líderes de las organizaciones islamistas que atentan contra el Estado judío, como Hezbolá, Hamás y los Hutíes, sin importar que, en respuesta, los cohetes vuelvan a surcar cielo israelí.
Respecto a si el asesinato de Haniyeh acerca o aleja a las partes en conflicto a una negociación que permita la liberación de los rehenes israelíes, Ben-Tasgal opina que las acerca, y que una estrategia militar dura es positiva a la larga como forma de inhibición y para “mostrar que eres creíble”.
Se dice de acuerdo con una tregua de seis meses de alto al fuego, de que se libere a miles de presos palestinos de prisiones israelíes y de que se haga ciertas concesiones que permitan el regreso de los rehenes a casa. Sin embargo, luego de esos seis meses, Ben-Tasgal cree que Israel debe volver a atacar en Gaza con toda la dureza posible.
“Si hacemos eso, es que entendimos lo que pasó el 7 de octubre. Y si no lo hacemos y nos volvemos a enamorar de la calma, significa que los que tenían la concepción que nos llevó al 7 de octubre volvieron a imponer su concepción”.
Capacidad de disuasión
¿Con el asesinato, ¡en Irán!, de Haniya, recupera Israel su capacidad de disuasión? No, dice tajante Ben-Tasgal.
“Si queremos sobrevivir en Medio Oriente, los enemigos de Israel deben de entender que tiene un costo asesinar judíos. De la misma forma también creo que Israel, en algún momento determinado, cuando pueda, tiene también que cerrar cuentas con paisuchos o con gobernantes que se han dedicado a insultar a los judíos, a impulsar el antisemitismo, a demonizar al Estado de Israel, ponerlos en su lugar”.
Y personaliza: “un tío como Pedro Sánchez, que es una vergüenza para todo gobernante con dos dedos de frente, que tiene un país donde la prensa española manifiestamente demoniza a los judíos, y un país con la tradición antisemita que tiene España, debería de ser colocado en el lugar que se merece, a pesar de que Israel tiene muchos amigos en España, y los judíos tenemos muchos amigos en España. Lo cierto es que el tema del antisemitismo en España no es menor (…).
En su opinión, Israel debería de pugnar por la expulsión de Turquía de la OTAN y por exhibir al presidente de Colombia, Gustavo Petro, a quien pide “poner en su lugar”.