Funcionarios israelíes destacaron que existe la posibilidad de concluir los detalles de las negociaciones en los próximos días y de sellar un acuerdo que devolverá a los secuestrados a sus hogares dentro de unas semanas.
Un funcionario palestino, que se mantuvo en el anonimato, aseguró al medio de comunicación libanes Al Mayadeen, afiliado a Hezbollah, que hay avances importantes en las negociaciones que buscan alcanzar un acuerdo de alto el fuego y la liberación de los rehenes.
En la misma línea, funcionarios israelíes destacaron que existe la posibilidad de concluir los detalles de las negociaciones en los próximos días y de sellar un acuerdo que devolverá a los secuestrados a sus hogares dentro de unas semanas.
El dirigente palestino detalló que Israel se centró en la exigencia de devolver a 34 del total de los secuestrados en la primera fase, a cambio de retirarse de Gaza y la liberación de un número significativo de terroristas palestinos detenidos en prisiones israelíes de máxima seguridad, muchos de ellos con penas severas y cadena perpetua.
La primera fase, que duraría 42 días, incluiría la liberación de mujeres, niños y ancianos, y la introducción de ayuda humanitaria adicional en la Franja.
Otra de las exigencias que el gobierno liderado por Netanyahu estaría obligado a aceptar es la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) de la frontera oriental del enclave costero palestino y la reapertura del cruce de Rafah, que separa a Gaza de la península del Sinaí egipcia.
Sin embargo, Israel no estaría dispuesto a aceptar esta condición.
La segunda fase incluiría la retirada completa de las IDF de la Franja y la declaración de un alto el fuego. Recién ahí, de concretarse las exigencias de Hamás, se liberarían a los soldados israelíes que permanecen cautivos, a cambio de la libertad de más terroristas que están cumpliendo sus condenas en las cárceles israelíes.
Por otro lado, un funcionario israelí que también habló bajo condición de anonimato afirmó a Times of Israel que Hamás entiende que un acuerdo significará un alto el fuego, pero no el fin de la guerra, al menos en la primera fase, atribuyendo la flexibilidad a la presión diplomática y militar y al aislamiento de Hamás.
El grupo terrorista palestino, por su parte, remarco en diversas oportunidades que no aceptaría ningún acuerdo que no garantice el fin de la guerra.
En este contexto, Jerusalem continúa trabajando junto a Catar y Egipto, los dos países mediadores, porque no sabe quién tomará la decisión final: los dirigentes de Hamás en el extranjero, que residen en Doha, o los dirigentes del grupo en el enclave costero, que están más cerca de Egipto.
Fuente: