Le tomo a Dios cuarenta años para llevar a un hombre  muy capaz  desilusionarlo hasta el final. No resulto nada fácil terminar la habilidad natural de Moisés y hacer que el perdiera la confianza en sí mismo.

Nuestro problema al igual que Moisés, es que cuando recibimos una misión de parte del señor tenemos la tendencia a usar nuestra fuerza natural para llevarla a cabo, recordemos que Moisés asesinó a un soldado romano porque maltrato a un  israelita, para entonces Moisés ya había sentido la carga de liberar a sus hermanos de la esclavitud.

Que es nuestra fuerza natural? Todas las habilidades, destrezas,  dones, y/o capacidades obtenidas por nacimiento, herencia genética, o bien  desarrolladas y aprendidas a lo largo y a través de toda nuestra vida ya sea a través de la práctica o la educación.

Si Dios le ha dado una carga no tenga la tendencia de usar su capacidad natural, probablemente usted sea muy capaz, espere a que su fuerza natural sea aniquilada, seguramente no tendrán que pasar 40 años, seguramente será más corto pero si el tiempo necesario para que usted no confíe más en sí mismo y permita que sea el espíritu quien lleve a cabo la obra.

Cuando Dios llamo a Moisés, él dijo que era tardo de habla, pareciera como que quisiera no aceptar ya la responsabilidad, él no se consideraba apto para hablar delante del faraón, probablemente Moisés pensó que si hubiera sido enviado cuarenta años antes, hubiera sido muy elocuente y muy capaz.

Sin embargo Dios preparo las condiciones y el ambiente para que Moisés tuviera que huir, había olvidado todo lo que había aprendido en el palacio real, se consideraba a si mismo capaz de hacer nada.

Pero sin saberlo el ahora reunía los requisitos necesarios para ser contratado, Dios le dijo no necesito que hagas nada, todo lo que deseo es que tú me manifiestes a mí, no rechaces mi carga, recíbela pero no uses tu habilidad natural y fuerza para llevarla a cabo. Puesto que te consideras inútil y casi muerto ahora puedes llevarla a cabo.

A menudo tenemos la siguiente actitud, si nos piden hacer algo, confiamos en nuestra capacidad y no aceptamos consejo de los demás, nos agrada ser autosuficientes e independientes, hemos crecido en un sistema competitivo e individualista.

Tenemos que aprender a cooperar con Dios sin usar nuestra fuerza natural, es cuando dejamos de confiar en nosotros mismos, que somos aptos para llevar a cabo la obra del Señor, sea grande o  pequeña.

A la edad de 80 años ciertamente Moisés se consideraba a si mimos listo para morir, pero dios como el iniciador le envió a Egipto, ser un enviado significa que no hacemos nada por nosotros mismos, y llevamos simplemente los deseos de quien nos manda. Ser un enviado es una bendición, ser un enviado requiere de mucho adiestramiento y disciplina.

Moisés no tenía ningún arma simplemente tenía una vara, fue Dios quien hizo todo, por consiguiente la gloria divina  fue manifestada en Egipto, no para Moisés, sino siempre para Dios.

PALABRA DE CONCLUSION

Recordemos que el poder de Dios se perfecciona en nuestra  debilidad, si realmente deseamos  que el poder de Cristo repose en nosotros, permitamos que Dios  nos aniquile, termine con nosotros  a tal punto de quedar  sin fuerzas, ni capacidad, dejemos  que los méritos sean para El, que la gloria y la exaltación sean siempre para nuestro Señor y Cristo.

Experimentemos a Cristo como  como gracia y poder,  para que la perfección de su poder se exhiba en nuestra vida.

2 Corintios 12:9-10 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

por lo cual, por amor a Cristo me complazco en mis debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

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